El rol de los abuelos: Aportan al bienestar socioemocional

El rol de los abuelos: Aportan al bienestar socioemocional

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La mayoría de los abuelos quieren mucho y en forma incondicional a sus nietos y nietas, pero algunos, en ausencia de los padres por enfermedad, negligencia de ellos o su fallecimiento, deben asumir el cuidado y educación de los niños. Otras veces se trata de un apoyo parcial, debido al trabajo de los progenitores, en otras simplemente se trata de una forma ancestral de cooperación en la compleja aventura que es la crianza. Cuando los abuelos participan activamente en la crianza de sus nietos, sin lugar a dudas se benefician todos: los padres, a los que se les alivia en algo la tarea; los nietos, que adquieren más vínculos , y también los abuelos, que se revitalizan al tener contacto con las nuevas generaciones. Denise, una madre de tres niños que quedó viuda tempranamente, dice: “Mi vida hubiera sido muy distinta sin la ayuda cotidiana de mis padres. La presencia de ellos me ayudó a recuperar la seguridad que había perdido con la muerte de mi marido. Tengo tantas cosas que agradecerles”. La experiencia de criar hijos es diferente a la de hacerse cargo de los nietos, en parte por la perspectiva que da la madurez y también por que se tiene menos energía para ello. Las abuelas, más que los abuelos, tienden a asumir el rol del cuidado de los nietos, pero cuando los abuelos también participan, para los niños es una experiencia maravillosa. Es importante no reemplazar ni liberar del todo a los padres de sus deberes. Los abuelos son coeducadores, que aportan significativamente a la felicidad y al bienestar socio-emocional de los nietos, debiendo alinearse al estilo educativo que los padres han diseñado para sus hijos, salvo que este sea un estilo maltratador o negligente. Cuando hay una ausencia temporal, la presencia de los abuelos debe dar afecto y contención, respetando las normas educativas de los padres, lo que le permite al niño deducir que las reglas que ponen los adultos no son arbitrarias, sino que han sido puestas para su beneficio. En el caso de que la ausencia sea definitiva, por abandono o muerte de los padres, los abuelos deben realizar la función educativa que correspondía hacer a los padres con seguridad y firmeza. Querer a un niño es estar atento a sus necesidades, pero también saber ponerle límites y estimular su desarrollo. Rachel Renée Rusell, en el libro “El diario de Niki 3?, escribe la siguiente dedicatoria: “A mi abuela Lillie Grimmett. ¡Felicidades en tu 90 cumpleaños! Gracias por una infancia con un suministro inagotable de lápices, papel, abrazos y sueños”. Esta dedicatoria hace justicia a la muchas veces invisible pero fundamental tarea de ser abuelo o abuela.

Psicóloga Neva Milicic.
Fuente: “Revista Ya” El Mercurio

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