Educar en la adolescencia

Educar en la adolescencia

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La adolescencia es una etapa particularmente difícil, tanto para los padres como para los hijos, ya que es un período de cambios muy intensos en que los riesgos de que los adolescentes presenten problemas psicológicos y conductas problemáticas aumenta enormemente. La significación de esta etapa en la definición de la identidad, así como los riesgos a los que están expuestos los adolescentes obligan a los padres a estar muy atentos a las necesidades de sus hijos y a las patologías que pudiesen aparecer, como son los trastornos de alimentación, conductas sexuales de riesgo y comportamientos adictivos. Las competencias parentales que se necesitan para relacionarse con los adolescentes no son las mismas que se requieren para relacionarse con los niños en los primeros años de su vida. Por ello, no resulta extraño que padres que habían tenido una excelente relación con sus hijos y escasas dificultades para establecer las normas disciplinarias, de pronto se sienten confundidos ante el nuevo desafío que significa educar hijos adolescentes. La existencia de buenos vínculos previos entre padres e hijos, que favorecen el apego, hará menos compleja la relación en esta nueva etapa, pero no garantiza que los conflictos estén ausentes. La discusión por los límites, los espacios de libertad, los horarios, los permisos y, en general, la lucha por la autonomía, serán problemas cotidianos que hay que aprender a enfrentar con firmeza, pero a la vez con empatía y mucha sabiduría. La violencia es una mala consejera y puede llegar a una escalada de agresividad que termine con una rebelión, que será muy dañina para todos. Para la conservación de la salud mental familiar es importante mantener espacios de encuentro fuera del área del conflicto y no sobre focalizarse en los problemas. Hay que tener la capacidad de escuchar sin demonizar las diferencias, como, por ejemplo, en el vestuario y en el lenguaje, de manera que el adolescente se sienta contenido y cercano a su familia. Paralelamente a la adolescencia de los hijos, los padres suelen estar viviendo la crisis de la edad media, y cuando a ello se suman rupturas o distanciamiento en la relación de pareja, los padres se encuentran en una posición debilitada para contener y marcar los límites. Si hay una edad en que los encuentros con otros padres para conversar sobre temas psicoeducativos es de gran ayuda, es en la adolescencia. Si empieza a sentir que la relación se está deteriorando excesivamente, que se están transgrediendo los límites del respeto y del buen trato, o que su hijo/a está en riesgo, no dude en pedir ayuda especializada para enfrentar este período tan crucial y definitorio de la vida.

Psicóloga Neva Milicic
Fuente: Revista Ya, El Mercurio

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