Cuidado con nuestros juicios, sobre como crían los otros padres.

Cuidado con nuestros juicios, sobre como crían los otros padres.

en
Es más fácil saber cómo educar al hijo del vecino que al propio. Quizás por eso suelen emitirse juicios con cierta liviandad y poca empatía hacia los sistemas de crianza de otros padres y de sus resultados, sin considerar el sufrimiento que hay detrás de las conductas problemáticas de los hijos de otros. Piedad Bonnett, en su reciente libro “Lo que no tiene nombre”, relata el complicado y doloroso camino de ella y de su familia en el acompañamiento de su talentoso hijo Daniel, portador de una enfermedad mental que finalmente lo conduce al suicidio. Su relato sobre el peregrinaje en búsqueda de ayuda, la ineficacia de los sistemas de salud, los sentimientos de impotencia, el apoyo encontrado en la familia, es un conmovedor relato hecho por una madre. La ciencia relacionada con la salud mental ha dado respuestas muy precarias frente a estas enfermedades. Los profesionales de esta área, al igual que las familias, compartimos muchas veces el sentirnos impotentes para disminuir y paliar el sufrimiento de nuestros familiares. La autora expresa con belleza sus sentimientos de la relación con su hijo, señalando aquello que todos los padres sentimos muchas veces: “desconocía una parte del alma de Daniel. Lo intuía, sí, con la fuerza de la empatía que crea el vínculo materno, y esa intuición me permitía saber si sufría, si estaba enamorado o contrariado con el mundo. Pero lo conocía apenas de un modo parcial, no sólo porque esa es la forma en que casi todas las madres conocemos a nuestros hijos, sino porque cuando llegaba a la casa, libre ya de cualquier presión social, se encerraba en sí mismo, dormía, muchas veces se aislaba. La enfermedad pone un velo sobre la cara del paciente que nos dificulta descifrarlos”. Antes de juzgar las conductas patológicas de las personas, es necesario preguntarnos por situaciones y condiciones que nos permitan comprender las dificultades que experiencias emocionales previas puedan haber dejado marcadas en las personas que presentan comportamientos psicopatológicos, o bien, qué fue lo que les faltó para lograr un nivel mínimo de bienestar emocional. Es importante aprender de los relatos de quienes han enfrentado las consecuencias de sus acciones, de cómo prevenir el bullying, cómo hacer una política más vigilante y preventiva del consumo de drogas, y de cómo generar contextos educacionales que promuevan la salud mental. Educar es algo más que preparar a los estudiantes para dar respuesta a pruebas de selección múltiple; educar es formar personas que puedan reflexionar, auto-regularse y generar un proyecto de vida satisfactorio.

Psicóloga Neva Milicic
Fuente: Revista Ya, El Mercurio

0 Comentarios

DEJAR UN COMENTARIO