Asertividad y autoestima: Para disminuir la sumisión

Asertividad y autoestima: Para disminuir la sumisión

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Muchas veces, detrás de personas poco asertivas hay padres manipuladores y autoritarios que, a través de la culpa, manejan a los hijos limitando su autoestima y exigiendo conductas sumisas. Esto deja huella en el carácter de los niños, porque si las personas que más debieran quererlos no respetan sus derechos y no los escuchan, tenderán a aceptar como su guión que deben obedecer, ser sumisos y que sus demandas no serán escuchadas. No se trata de que los padres deban acceder a todas y cada una de las demandas de los hijos, pero sí atender a aquellas que son razonables. Que una persona sea capaz de hacerse respetar depende de muchos factores. Uno de los más significativos es la seguridad en sí mismo, que permite responder ante los demás confiando en los propios juicios y capacidades. Cuando se impone un “no” por respuesta es conveniente empatizar primero con los deseos del niño y después fundamentar el “no”. En un diálogo transparente el niño debe sentirse escuchado y saber que sus padres tienen buenas razones para negarle lo que quiere. Por ejemplo, si el niño quiere repetirse un segundo plato de torta, explicarle que los doctores dicen que comer muchos dulces es malo para la salud. A veces se confunde la asertividad con la agresión, lo que puede ser muy dañino para las relaciones interpersonales. No deben exigirse derechos más allá de lo que corresponde o hacerlo en forma violenta o tomando decisiones en forma unilateral. Agredir a quien se ha saltado el orden de una fila es un mal modelo para los hijos, pero tampoco es bueno dejarlo pasar sumisamente sin al menos señalar que se ha violado un derecho. Lo adecuado sería señalar, de buena manera pero con firmeza: “Disculpe , pero parece que usted está ocupando mi lugar”. Si el agresor continúa en su actitud avasalladora explicarle al niño que aunque a usted le parece que en este caso no vale la pena insistir, en temas más importantes hay que hacer respetar los derechos. Hay niños que para aprender a ser asertivos tienen que disminuir la sumisión. ya que si no lo hacen podrán ser atropellados por compañeros más violentos, mientras otros deben reducir su agresividad y aprender a respetar los derechos y la dignidad de los demás, evitando transformarse en los matones de la clase, ya que si ello sucede pueden ser temidos pero no queridos.

Psicóloga Neva Milicic.
Fuente: “Revista Ya” El Mercurio

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