Acercarlos a la música ayuda a la concentración y da alegría.

La música se puede vivir de diferentes maneras: siendo un eximio compositor, tocando algún instrumento o simplemente siendo capaz de apreciarla en sus diferentes modalidades. Como todos los aprendizajes, mientras más temprano se inicie el acercamiento musical, mayor será la posibilidad de desarrollar los talentos en esta área. Por eso es un gran noticia que nuestros niños tengan la posibilidad de asistir a la presentación de Pedrito y el Lobo, la maravillosa música y texto de Sergei Prokofiev, puesta en escena por el “Pequeño Municipal” bajo la dirección de Pedro Pablo Prudencio, lo cual representa un esfuerzo de gran calidad para acercar a los niños a la música. Se trata de un concierto dramatizado, usando tecnología audiovisual, que mantiene a los niños cautivados con la trama. La conversación entre la presentadora y Prokofiev pone a los niños en el contexto de la historia y da las claves para la comprensión de la música. Cuando el músico muestra como cada uno de los instrumentos representa a diferentes personajes, va familiarizando a los niños con los instrumentos y su música. En esta versión, que está adaptada en forma cuidadosa, Pedrito es un niño aventurero y valiente que vive con su abuelo. Pedrito, que está representado en lo musical por los instrumentos de cuerdas, partió hacia el prado acompañado de un pajarito, que es la flauta, junto a un simpático pato que es el oboe. El abuelo (oboe) trata de proteger a Pedrito del lobo (corno) hasta que finalmente con astucia, el niño logra atrapar al lobo por la cola, que en esta versión es conducido por los cazadores al zoológico. El acercamiento del niño a la cultura, y en especial a la música, pasa por proveerlos de experiencias enriquecedoras que les permitan ir entrando paulatinamente al mundo de lo musical, ir conociendo los instrumentos y dejándose embargar por la música en un proceso de alfabetización musical. Un trabajo de la calidad del “Pequeño Municipal” (o Musical) debería ser divulgado y eventualmente subvencionado para que pudieran asistir niños de establecimientos escolares de diferentes sectores sociales y también de otras ciudades del país. En comparación con otras culturas, Chile es un país poco musical y estamos en deuda con la formación de nuestros niños. Además de sus innegables efectos en mejorar la capacidad de concentración, y por ende de aprender a escuchar, la música contagia alegría, y las melodías escuchadas en la infancia resuenan y se recuerdan como algo muy mágico en todas las etapas de la vida.

Psicóloga Neva Milicic.
Fuente: “Revista Ya” El Mercurio