Los libros de la identidad: Enriquecen el mundo emocional de los niños

Los libros de la identidad: Enriquecen el mundo emocional de los niños

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A veces no somos conscientes de cómo los libros marcan la identidad de los niños, especialmente aquellos que les han producido un mayor impacto. Un libro genera identidad cuando produce en los pequeños tal placer y resonancia que quieren que los vuelvan a leer una y otra vez, y que de tanto leerlos, se quedan archivados en su memoria emocional, identificándose fuertemente con el protagonista. Los niños pequeños son probablemente quienes más disfrutan de la relectura. En ella se puede apreciar mejor aquellas partes o personajes que marcaron al niño la primera vez. Los libros, a través de la descripción de lo que hacen, piensan o sienten los personajes principales, conducen hacia la definición de la identidad del protagonista, que de una u otra forma, se refiere a la identidad del lector. Los dilemas que enfrenta, las preguntas que se hace, los temores que lo invaden y las situaciones de vida que le suceden, impactan de maneras muy diversas el mundo interno del lector, el cual, a raíz de la lectura, puede mirar el mundo de otra manera y plantearse interrogantes, que de otra forma no se le hubieran ocurrido, así como también encontrar respuestas a sus propios problemas. A través de la lectura, los niños se abren a nuevos espacios y a nuevas búsquedas que van a enriquecer su identidad, van a entrar en la subjetividad de otros personajes, van a compenetrarse de sus narrativas, de cómo viven sus emociones, de cómo las expresan y se construyen los vínculos, lo cual va a tener un impacto en la propia narrativa. Los libros son de algún modo la memoria de la humanidad, y leer esos registros se graba en nuestra memoria emocional. La lectura compartida con los padres potencia significativamente sus efectos, porque el aprendizaje humano, especialmente en sus primeras etapas, es marcadamente vincular. Con qué añoranza se recuerdan los cuentos que nos narraron nuestros padres, los libros que se compartieron con los amigos, los textos de estudio que se conversaron con los amigos, los que se regalaron y leyeron junto a sus parejas, en ese espacio común de encuentro de un libro. Qué duda cabe, los libros son un formidable aporte a la construcción de la identidad.

Psicóloga Neva Milicic.
Fuente: “Revista Ya” El Mercurio

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