La Tolerancia

La Tolerancia

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     En la convivencia social, la tolerancia es una virtud fundamental que requiere ser fomentada permanentemente.  Las personas tolerantes son un aporte decisivo para crear un clima social cálido, acogedor y de aceptación general. Por se tolerantes, estas personas están abiertas a la experiencia y se pueden enriquecer con la que tienen los que no piensan igual.  La intolerancia ha sido fuente de graves conflictos sociales y está en la base de las guerras de la humanidad.

     Un ejemplo de tolerancia que ha pasado a la historia lo contribuyó la amistad de dos grandes escritores de habla inglesa, George Bernard Shaw y Gilbert Keith Chesterton, el primero comunista y el segundo un católico converso, que fue defensor acérrimo del catolicismo en la sociedad inglesa de su época.  Casi nunca estaban de acuerdo, pero su amistad llena de humor permaneció inalterable en un periodo histórico complejo, como fueron los años treinta del siglo pasado.  Tal es así que ambos jugaron un peculiar partido de tenis, que fue tema de la sección cultural del Times de Londres.  De más está decir que ninguno era un deportista de excelencia y que, en vez de un enfrentamiento deportivo, se trató de una disputa intelectual en que se demoraron treinta minutos poniéndose de acuerdo sobre quien iniciaba el partido.

     Estas anécdotas están relatadas con maestría en el libro del escritor colombiano Juan Esteban Constain "El hombre que no fue Jueves", que es una novela de ficción sobre un proceso de canonización de Chesterton propiciado por Benedicto XVI.  Un dato curioso es que el libro parte con una oración por esta canonización, autorizada por el actual Papa, el cardenal Jorge Bergoglio, tres días antes de ser nombrado Sumo Pontífice.

     Constain define en un párrafo las características personales de Chesterton -entre las cuales destaca la tolerancia- de la siguiente manera: "Chesterton sabía que el ser humano, todo ser humano, es un abismo, un universo contradictorio y complejo, y que la única manera de entender algo de este mundo desquiciado parte de la aceptación de lo que cada quien es, sin exigirle nada a nadie.  Sin esperar nada de nadie.  De ahi que pudiera decirles cosas terribles a sus interlocutores en el plano de una discusión, pero de todos era el mejor amigo".

     Regalar a nuestro niños como valor educativo la tolerancia, no solo garantizará que sean más felices, sino que sean personas que aporten a la construcción de un mundo más pacífico.  La actitud de los padres de respeto y apertura frente a las personas que piensan diferente será un modelo que los niños van a incorporar como un aprendizaje implícito.

     El mundo que les espera a nuestros niños será muy diverso y necesitará de mucha tolerancia para que sea un lugar grato donde valga la pena vivir.

 

Psicóloga Neva Milicic 

Fuente: Revista Ya, El Mercurio

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