Cuidado con los pensamientos autodescalificatorios: Las creencias negativas frenan el desarrollo

Cuidado con los pensamientos autodescalificatorios: Las creencias negativas frenan el desarrollo

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Los pensamientos autodescalificatorios son creencias negativas acerca de uno, que implican descalificarse a sí mismo y que provienen del propio sujeto, por lo que tiene una poderosa influencia negativa en la forma de autopercibirse y de actuar. Con tanta crítica que muchos niños escuchan acerca de su manera de ser, no es de extrañar que terminen interiorizando mensajes negativos acerca de su persona. Por ejemplo, cuando los padres utilizan mensajes como “siempre dejas todo botado”, o los “nunca” con los que también buscan educar, como el clásico “por qué nunca te acuerdas de dar las gracias”. Todos esos mensajes podrían transformarse en comunicaciones simples y positivas, como “recoge tus juguetes” o “da las gracias”. Las descalificaciones de sí mismo invalidan y frenan el desarrollo. En algunos niños, estas congniciones negativas acerca de su persona se hacen recurrentes, cayendo en estados depresivos de los que hay que preocuparse. Por ejemplo, una niña inteligente de doce años dice: “Yo no sirvo para tener amigas, soy muy aburrida y nadie querrá nunca juntarse conmigo”; o el caso de Raúl, quien a sus catorce años sostiene muy convencido: “Siempre la embarro, desde chico me dicen que hago puras leseras … Y es la pura verdad, por más que trato de hacer las cosas bien, al final algo hago mal y todo se echa a perder”. Estos comentarios deben constituir para los padres una señal de alarma. La mirada tan despectiva acerca de sí mismos de estos dos niños es grave, porque tiene repercusiones en su salud mental, presente y futura. Una visión de sí mismo descalificatoria desenergiza y disminuye la confianza en la posibilidad de tener logros significativos, oscureciendo el futuro de los niños y poniendo freno a su desarrollo. La psicología positiva ha puesto mucho énfasis en la necesidad de crear contextos educacionales que inhiban los pensamientos negativos y autoinculpatorios, por la evidencia de su impacto negativo en el bienestar socioemocional de los niños, en su adaptación social y también en su rendimiento escolar. Pero sobretodo, hay que tratar de que el niño se valore a sí mismo, que desarrolle confianza en sus potencialidades para que tenga conciencia de su dignidad y haga una autodefinición más centrada en sus fortalezas que en sus limitaciones. Una actitud autodescalificatoria no lleva a cambiar, sino que tiende a consolidar los comportamientos que se desea evitar. Para respetarse y quererse a uno mismo, los niños y adolescentes deben sentirse respetados por sus padres.

Psicóloga Neva Milicic
Fuente: Revista Ya, El Mercurio

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